La eficiencia energética en los hogares es una medida inteligente que reporta dos grandes ventajas a aquellos que deciden seguirla. En primer lugar, la satisfacción de estar contribuyendo de forma activa al respeto por el medio ambiente, por ejemplo mediante la instalación de pequeñas plantas solares; y, en segundo lugar, un ahorro económico que se puede observar casi desde el primer momento. A la hora de conseguir esta eficiencia no hay que buscar solo grandes obras de ingeniería, sino que con estos sencillos gestos también se pueden conseguir grandes avances.
Sellar a la perfección puertas y ventanas, por ejemplo, será una buena manera de conseguir que el calor no “escape” de las casas, y de esa forma las viviendas se podrán calentar antes, ahorrando energía. También es una buena idea la instalación de un termostato por zonas, que conseguirá una temperatura agradable únicamente en aquella zona de la casa donde cada uno se encuentre en ese momento. Así se evitará el derroche de templarla por completo. Regular la calefacción y el aire acondicionado a unos niveles sostenibles (no buscando pasar frío en verano y calor en invierno, como a veces parece que muchos desean) es otra forma sencilla de ahorrar en casa y hacer un consumo responsable de energía.
Invertir en energía fotovoltaica es invertir en energía verde. Y es que contar con una central solar es la mejor forma de conseguir una energía barata y ecológica con la que poder cubrir las necesidades de toda la familia. Además estas centrales tienen la ventaja de presentarse en pequeños paneles, por lo que cada cual puede instalar únicamente las que considere necesarias.
Introducir una botella en la cisterna para frenar el consumo excesivo de agua, instalar bombillas de bajo consumo, etc. Hay muchas formas de hacer un ahorro energético al alcance del consumidor.