La vegetación juega un papel de vital importancia en el desarrollo de los fenómenos meteorológicos, el ciclo del carbono y, por supuesto, en la producción de oxígeno. Así como las plantas solares transforman la radiación electromagnética en energía fotovoltaica, las hojas eliminan el dióxido de carbono de la atmósfera y mediante la fotosíntesis desprenden oxígeno.
Para determinar en qué medida la vegetación controla, con el potencial de una poderosa central solar, los procesos nombrados anteriormente, los científicos miden la densidad de esta y establecen el índice de masa foliar o LAI (leaf area index, en inglés).
Este sistema no era aplicable a la vegetación en épocas pasadas para comprender las modificaciones del ambiente en esos momentos. Ahora acceder a esta información es posible gracias al trabajo desarrollado por investigadores argentinos y estadounidenses.
El estudio, llevado a cabo en Costa Rica y la Patagonia argentina por Regan Dunn, especialista en paleobotánica en la Universidad de Washington, comparaba fitolitos (restos de plantas fosilizadas) con áreas de terreno con diferentes LAI.
La comparación del registro fósil y los índices de área foliar actuales aplicando los recursos de la ingeniería biológica o la paleontología permitiero calcular el LAI para distintos momentos del pasado entre 49 y 12 millones de años y así encontrar patrones de cambio muy interesantes.
De esta manera los autores del estudio pueden saber que hace 49 millones de años la Patagonia comenzó a sufrir un notable desarrollo hasta alcanzar un aspecto similar al actual unos 9 millones de años después. Posteriormente su densidad vegetativa experimenta marcadas fluctuaciones: desde un gran bosque a un área de escasa vegetación como la de hoy. El nuevo método servirá de ayuda a la comunidad científica para comprender y predecir los cambios climáticos en cualquier época, conocer el tipo de fauna que habitaba estas zonas o dibujar mapas de la vegetación en diferentes eras y geografías.