El impulso que están consiguiendo las energías renovables procede de la concienciación en sostenibilidad de la sociedad, que, cada vez más, admite su responsabilidad futura. La implementación de las grandes centrales de energías renovables (como las plantas solares, los campos de molinos de viento, la gran central solar o la geotérmica) está acompañada de medidas domésticas, como la generación de energía fotovoltaica con paneles solares en el hogar o negocio.
Existe otra fuente de energías renovables que, aunque no se considera mucho, sí ha tenido algunas aplicaciones. Se trata del aprovechamiento del propio esfuerzo humano para generar energía. Si existe un lugar en el que los seres humanos ejercen voluntariamente, en grupos y con intensidad, esfuerzo mecánico que se pueda aprovechar para generar electricidad, es el gimnasio.
Con esta idea nacen los establecimientos Green Gym, que aúnan el convencimiento en sostenibilidad del público con el comprensible deseo de una vida sana y activa. Los gimnasios Green Gym tienen su origen en 2010, en Oregón (EEUU), donde el entrenador personal Adam Boesel quiso convertir la energía consumida en electricidad. Una curiosa pero inteligente manera de transformar las calorías de sobra en energía útil. Esta idea ya ha entrado en Europa con la apertura de un Green Gym en Berlín.
En el Green Gym, las bicicletas, elípticas, cintas de correr y demás aparatos de gimnasio están conectados a un generador, de modo que se aprovecha la energía cinética. Con las rutinas de ejercicio se consigue el 85 % de la electricidad necesaria para el gimnasio (iluminación, climatización, aparatos eléctricos, etc.). Así, los propios usuarios alimentan al gimnasio y reducen las emisiones de CO2. En los momentos de menos producción, la demanda se cubre con placas de energía fotovoltaica.
En definitiva, los Green Gyms son una alternativa interesante para que el estilo de vida saludable también implique un mundo saludable.