La creciente preocupación por gran parte de la población hacia un mayor respeto por el medio ambiente ha supuesto un aumento en la demanda del consumo de energías renovables y otras formas de desarrollo sostenible. Frente a la energía hidroeléctrica y eólica, otras opciones de consumo responsable como la energía fotovoltaica están entrando con fuerza en los hogares particulares por su mayor adaptabilidad a las condiciones estructurales de las viviendas. La instalación de plantas solares en tejados, jardines o pequeños instrumentos de uso cotidiano es una de las formas más comunes que una gran parte de la población ha asumido con el fin de reducir la huella ecológica en sus hogares.
La ingeniería domótica aplicada a las energías renovables ha generado en los últimos tiempos grandes avances vinculados a proporcionar unos medios de consumo responsable dentro de las viviendas particulares. Esta innovación al servicio de las energías renovables ha hecho posible que quien lo desee pueda contar, por ejemplo, con una pequeña central solar en su domicilio particular para transformar la radiación del Sol en electricidad. Esta puede ser una buena iniciativa a favor del medio ambiente, pero las pequeñas acciones que debe llevar a cabo cualquier individuo en su día a día son mucho más amplias y deben estar siempre dirigidas a reducir el gasto de recursos naturales y el uso de materiales tóxicos. Desde la instalación de contadores inteligentes hasta el reciclaje de productos básicos o la utilización del transporte público u otros vehículos ecológicos, toda pequeña acción puede contribuir a un día a día más sostenible.
El impacto de un solo hogar sobre el medio ambiente tal vez no sea determinante frente al ejercido por otras estructuras mayores, pero puede ser importante si, en conjunto, se piensa en una cadena de hogares responsables volcados en la conservación del medio ambiente.