Dentro de un mundo cada vez más dominado por preceptos sostenibles, donde el reciclaje, la obtención de energía fotovoltaica mediante plantas solares o la eficiencia energética están a la orden del día, la bicicleta ha logrado alcanzar también una posición de honor entre los modos de transporte empleados en el día a día.
El problema surge cuando la realidad que opera en torno a uno de los medios de transporte más ecológicos se presenta notablemente adversa por la elevada cantidad de polución con la que está contaminado el aire de las ciudades.
La solución a este problema puede venir de la mano de la empresa tailandesa Lightfog Creative & Design, que ha diseñado una bicicleta que purifica el aire a su paso. La ingeniería de este vehículo es aparentemente sencilla. El manillar de la bicicleta lleva adosado un filtro que recoge el polvo y otras partículas contaminadas y las purifica, transformándolas en aire puro que expulsa directamente al rostro del ciclista.
Este proceso está basado en la propia fotosíntesis y, así, el filtro incluye en su interior un pequeño depósito de agua que es el encargado de purificar la contaminación que absorbe a su paso para convertirla en oxígeno y aire puro. Ante la imposibilidad momentánea de que este filtro funcione con ayuda de una pequeña central solar, es un motor conectado a una batería de litio el que se encarga de que la bicicleta haga llegar hasta su conductor un aire notablemente más limpio y puro que el que encuentra a su alrededor. La bicicleta, además, presenta un diseño moderno y atractivo, con formas redondeadas y en colores verde y blanco que, sin duda, evoca el espíritu ecologista del proyecto.
No cabe duda de que esta iniciativa ecologista puede abrir nuevas vías de investigación a favor de unos modelos sostenibles y responsables que cada día se encuentran más presentes en la industria del transporte.