Usar energía fotovoltaica en el hogar y/o aplicar la ingeniería con el fin de domotizarla ya no son utopías, sino realidades. Si bien se requiere una inversión inicial de cierta importancia, los beneficios, la seguridad y el ahorro son realmente significativos y evaluables a corto plazo.
Una casa domotizada es capaz de poner a funcionar la calefacción con la antelación suficiente como para que cuando llegues el ambiente esté perfectamente climatizado. De igual forma es factible controlar desde tu móvil, tablet o portátil con un simple clic, las luces de la terraza, bajar las persianas o permitir la entrada al gato.
Las dos grandes ventajas por las cuales la domótica es una excelente alternativa son: la seguridad y un eficaz descenso en los consumos, ya que una vez que se implantan determinadas pautas y controles sobre el uso de los diferentes suministros (luz, agua, gas), el resultado inmediato es un ahorro económico, energético y ecológico.
En el ámbito de la seguridad estos hogares están provistos de numerosos sistemas de alarmas: control de humos y fuegos, sensores de intrusión, vigilancia remota (interna y externa), control de subida y bajada de persianas y encendido y apagado de luces.
Pero la domótica puede aportar mucho más: en el ámbito de la salud se puede tener una monitorización continua si fuera necesario, consultorías sobre dietas, asistencia sanitaria, para momentos de ocio es factible tener un cine en casa, juegos multijugador, música, TV y mucho más.
El complemento ideal de una casa domotizada son las plantas solares que proveen de la energía necesaria para el funcionamiento de manera limpia, ecológica y sin emisiones de gases o partículas nocivas. Existen lugares en los que se ha instalado una central solar a medida para un número determinado de casas, lo cual redunda en beneficio de la comunidad.