Plantas solares que obtienen energía fotovoltaica, aerogeneradores que transforman el viento en energía o la instalación de una pequeña central solar doméstica son ejemplos de medidas para obtener energía limpia que están ya sellados a fuego en el imaginario colectivo.
El desarrollo y la proliferación de estos métodos son ya hechos innegables en la sociedad del siglo XXI. Pero, aún así, todavía existen otras formas de generar energías renovables que son desconocidas para una elevada parte de la población y la aerotermia es, sin duda, una de ellas.
En términos generales, la aerotermia se basa en el principio de que existe energía acumulada de manera natural en el aire. Esta energía, además, está siempre a disposición y resulta técnicamente inagotable, al estar en constante regeneración, debido al calor aportado por el Sol. De esta manera, la aerotermia es un tipo de energía renovable que saca provecho de esta forma de energía para generar agua caliente sanitaria o climatizar viviendas y grandes espacios cerrados.
El instrumento principal de esta técnica sostenible es una bomba de calor de alta eficiencia que se encarga de transportar el calor de un lugar a otro. En este caso concreto, desde el exterior hacia el agua que posteriormente circulará por los sistemas de agua caliente sanitaria y calefacción. Así, la aerotermia funciona mediante un equipo de aire–agua, que estará compuesto por una unidad exterior encargada de absorber la energía natural y otra o varias que reciben la energía transformada.
En comparación con otras formas de climatización, la aerotermia es un sistema que genera un ahorro considerable tanto desde un punto de vista económico como desde un posicionamiento meramente ecológico. Tal y como la lógica dicta, el rendimiento de las bombas de calor será superior cuanto mayor sea la temperatura exterior.
Aún así, los sistemas de aerotermia son perfectamente capaces de generar calor a partir de cualquier tipo de temperatura, hecho que se explica por la existencia de energía en el aire sometido a cualquier temperatura. El ahorro derivado de la instalación de un aparato de aerotermia será siempre eficiente, pero, a la postre, la cantidad de este ahorro dependerá de factores como el clima de la zona o sistema de calefacción del edificio a climatizar (la aerotermia resulta más eficiente en suelos radiantes que en radiadores convencionales, por ejemplo).
Las ventajas de instalar un sistema de aerotermia son elevadas. La primera y principal de ellas es un alto grado de eficiencia a un bajo coste de funcionamiento. La puesta en marcha es, además, sencilla y puede adaptarse a instalaciones previas. El uso de combustibles fósiles está también automáticamente descartado.
En resumen, la aerotermia es un modo de obtener calor seguro, económico y sostenible que, sin duda, merece un hueco de honor entre las diferentes energías renovables.