La sostenibilidad y el actuar conforme al respeto medioambiental ya es una total realidad. El futuro es sostenible y se está construyendo en el presente. Y es una postura horizontal, que atraviesa cualquier actividad. No se trata solo de usar energías renovables como la geotérmica, la eólica, la energía fotovoltaica de plantas solares o la de una central solar térmica. Todos los aspectos de la industria están pasando ya por el filtro de la sostenibilidad y la arquitectura está demostrando ser una de las más adelantadas.
Un gran ejemplo de cómo la construcción sin impacto ambiental es posible se encuentra en el proyecto The Great Wall of WA, ganador en 2016 del premio Construcción del año de ArchDaily, plataforma de referencia en el sector de la arquitectura. Esta Gran Muralla, situada en la Australia noroccidental y diseñada por el estudio Luigi Rosselli Architects, mide 230 metros de largo y contiene doce viviendas.
El proyecto aúna la construcción sostenible y el diseño adaptado, tanto en modernidad como en integración paisajística. Las viviendas se presentan como cuevas dentro de una muralla o duna de tierra batida procedente del propio entorno. El muro se compone de la arcilla roja de la región, la gravilla procede de un río cercano y el agua utilizada para la construcción se extrajo de un pozo local. Con una fachada de 450 mm de espesor y la duna envolviendo todo el conjunto y ejerciendo de tejado (unos 750 mm), se consigue el mejor aislamiento térmico natural. Así, las viviendas se mantienen frescas incluso en este entorno de clima subtropical, árido y casi desértico.
Esta construcción funcional, moderna, respetuosa y sostenible se ha erigido para proporcionar viviendas temporales para los trabajadores agrícolas en tiempos de recolección, pero su exitoso modelo promete extenderse por la comarca sustituyendo a las ineficaces viviendas de chapa metálica propias de la zona.