Más allá de las plantas solares o la energía fotovoltaica o eólica, el mercado de las energías renovables avanza a pasos agigantados alcanzando logros que, día tras día, nos acercan a un mundo cada vez más sostenible. El último invento, capaz de hacer frente a cualquier pequeña central solar, es un papel que permite almacenar energía de una considerable cantidad y que está llamado a revolucionar la forma de cargar los gadgets del entorno doméstico.
Fruto de una investigación a cargo del Laboratorio de Electrónica Orgánica de la Universidad de Linköping, en Suecia, este papel está formado por una hoja de tan solo quince centímetros de diámetro y unas pocas décimas de milímetro de grosor. Su alta capacidad de almacenamiento le permite recargarse en pocos minutos y almacenar una cantidad de energía máxima de un faradio. Además, se trata de un elemento ligero, elaborado a base de materiales simples y renovables, resistente al agua y exento de productos químicos.
La composición de este papel es sencilla, pues en su concepción solamente interviene una combinación de fibras de celulosa y un polímero conductor. Las fibras de celulosa son introducidas en agua y, sin extraerlas de dicho elemento, se les añade un polímero que forma una fina capa alrededor de las primeras mejorando considerablemente la conductividad existente entre iones y electrones. Al entrar en contacto el polímero con la celulosa, se crean pequeños espacios rellenos de líquido que, en última instancia, son los responsables de la acumulación de energía. En palabras de Jesper Edberg, participante de la investigación, “las fibras están entrelazadas y en los espacios entre ellas el líquido funciona como un electrolito”.
Este invento es una de las últimas innovaciones técnicas de una industria de lo sostenible que con su trabajo diario contribuye a crear un mundo cada vez mejor, más sano y menos dependiente de combustibles y energías fósiles.