Los núcleos urbanos de todas las naciones se enfrentan a problemas similares, aunque a diferente escala: la creciente delincuencia, el tráfico congestionado, los apagones eléctricos, la polución y, por supuesto, las deudas y el aumento de los costes.
Un enfoque de la solución a estos problemas, tanto en el campo del medio ambiente como de la economía, pasa por el diseño de ciudades más eficientes y sostenibles. El desarrollo y la incorporación de avances científicos, como la energía fotovoltaica o las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) serán parte de las «Smart Cities».
El concepto de las ciudades inteligentes es el resultado de integrar la tecnología por medio de estrategias creadas para aumentar el bienestar de los ciudadanos, la sostenibilidad y el desarrollo ambiental y económico. Es una tarea conjunta, ya que, para que las ciudades sean más habitables y eficientes, es necesario involucrar una serie creciente de recursos. Todos los ciudadanos juegan su papel, ya que una ciudad inteligente debe ser habitada por personas concienciadas.
Para lograr una mayor eficiencia, el desarrollo debe centrarse en un mayor control de los sistemas urbanos. Por ejemplo, la información debe ser compartida de una forma más operativa, mediante la mejora de las TIC y el uso de Internet en las comunicaciones entre un gobierno local y sus ciudadanos.
Por otra parte, la sostenibilidad de los complejos urbanos pasa por reducir el consumo de energía y las emisiones de carbono. Lograr una gestión más prudente de los recursos, con el uso de energías renovables, es fundamental, por lo que son necesarias plantas solares e instalaciones similares.
Los paneles solares son un primer paso, fácil y rápido. Quedan muchos más: aumentar la competitividad, aprovechar mejor el tiempo de los ciudadanos, mejorar las infraestructuras o crear gobiernos más participativos son algunos de los retos a los que se enfrentan las nuevas ciudades inteligentes.