Los que saben que cuidar el medio ambiente es un deber también saben que no es necesaria ninguna ingeniería para actuar de forma sostenible cada día. Desde utilizar cargadores de móvil con energía fotovoltaica hasta comprar fruta y verdura en tiendas ecológicas son acciones al alcance de todos.
Pero además de esto se puede ir más allá, porque muchos productos que dañan al medio ambiente son algunos de los que se utiliza para el cuidado diario: cremas, dentífricos o desodorantes. Es aquí donde surge la ecoestética. Los productos de estética ecológicos no dañan al medio en su fabricación y sus componentes son, por lo general, de origen natural.
Según la doctora italiana Anna Dal Passo, con el uso de estos productos se elimina las sustancias químicas de nuestro cuerpo y que, en ocasiones, resultan sumamente tóxicas. Cada vez es más fácil encontrar este tipo de artículos en los mercados. A veces son descartados porque suelen ser más caros que los químicos, pero hay que valorar la cantidad de veces que se usan unos y otros, y a largo plazo, no es tanta la diferencia.
Cremas hechas con cera de abeja y plantas silvestres, o los conocidos jabones de Alepo, que llevan fabricándose más de dos siglos a base de aceite de oliva y de laurel, son productos que no dañan la piel, ejercen su función y además no ponen en peligro el medio ambiente.
Muchas empresas ya se están solidarizando con el planeta, recurriendo a energía procedente de plantas solares o tomándose seriamente el reciclaje. Otras prefieren la ecoestética y fabrican desde geles 100% veganos a coloretes o máscaras de pestañas totalmente naturales.
Hay que saber que para cuidar el medio ambiente no hace falta construir una central solar en el jardín, sino que se puede hacer desde pequeñas cosas, y mucho mejor si se hace cuidando nuestra propia salud.